Los Clavos

Es uno de los métodos de hechizo más sencillos.

Consiste en hundir con fuerza un clavo en la huella que el sujeto al que se le desee el maleficio acabe de dejar en el suelo.

Si el día de la operación, el sol es aparente, deberemos conformarnos con pinchar con un clavo, un puñal o la punta de la lanza, la sombra de la víctima.

Este acto tiene como objeto herir en el pie a la persona elegida por el autor del maleficio, así como el de herirlo en breve en aquel punto de su cuerpo sobre el que se haya concentrado el hechicero en el momento mismo de su actuación mágica.

Muchos brujos africanos actúan así. Resulta muy difícil poder controlar los resultados realmente obtenidos por ellos, ya que la mayoría de las veces la víctima es puesta sobre aviso y, dada su mentalidad primitiva, a menudo suele sucumbir ante la desesperación y el miedo.

Evidentemente, el gesto es simbólico. Al realizarlo ,el hechicero ofrece a su espíritu un punto de fijación, es decir, de concentración.

Así pues, este procedimiento es muy similar al utilizado con la muñeca, puesto que, en cierto modo, es a la sombra de la muñeca a lo que se hechiza!

Existe un método muy parecido al de los clavos que consiste en hundir un trozo de madera en el lugar en el que la persona elegida (o incluso el animal) haya acabado de orinar. El que realiza el hechizo piensa con fuerza en la imagen del trozo de madera penetrando en la uretra del sujeto con la intención de causarle la muerte o de provocarle fuertes sufrimientos, debidos a la retención de orina.

¡Crea tu página web gratis!