Definición del Hechizo


El conjunto de fenómenos catalogados con el término general de hechizo posee un car´ácter universal. Todas las civilizaciones han conocido, practicado y temido los hechizos.

Por otra parte, los hechizos no son ningún fruto de una imaginación que haya perdido todo contacto con la realidad, puesto que la iglesia que se preocupa objetivamnte del cuidado de las almas, dispone de un ritual destinado a liberar a los poseídos e incluso la policía contemporánea que tiene como objetivo el mantenimiento de los límites marginales del orden social, actualmente, todavía sigue ocupándose de asuntos de ésta índole.

Primero definiremos los distintos fenómenos agrupados bajo el vocablo d hechizo y, después expondremos los medios para luchar contra sus consecuencias.

Esto es algo que tan sólo nos lo podrá permitir el conocimiento preciso de su técnica de creación. El azar, que quiso que visitásemos a un vendedor de libros antiguos de Barcelona, puso en nuestras manos una obra muy antigua de un monje llamado Francisco Galcián. La publicación de una traducción de este libro nos hubiese obligado a hacer unos comentarios demasiado largos y, tal y como sucede con algunos volúmenes de exégesis, ¡nos hubiesemos visto obligados a dar una media de diez líneas de explicaciones por cada dos o tres líneas de texto!

Además, aunque no ignoremos ninguno de los detalles de estos rituales, evidentemente no vamos a dar a conocer aquellos cuyo objetivo sea maléfico. Así pues, nos limitaremos a publicar aquellos que no conlleven ningún tipo de peligro y consagraremos todos nuestros esfuerzos en enseñar al lector a defenderse de los magos negros. Los rituales que expondremos a continuación, nos limitaremos concernirán más que a los de deshechizos y a los contra-hechizos.

Aunque la obra del monje haya conservado todo su valor en cuanto a una técnica casi inmutable, sin embargo, en el plano psicológico ha perdido gran parte de su interés. Así pues, en este aspecto, resultará conveniente recurrir a los descubrimientos contemporáneos de tipo científico, así como a aquéllos situados al margen de la experiencia cuantitativa.

Unas veces en tono irónico, otras con verdadera sinceridad, con frecuencia podemos escuchar a nuestro alrededor:«No entiendo lo que me pasa. Es como si me hubiesen echado un mal de ojo...»

¿Qué es realmente un hechizo? Es la sumisión de un ser a la voluntad de otro ser. Si el emisor es un ser vivo, tiene lugar el hechizo, y si es una entidad desprovista de fuerza humana, entonces tiene lugar una posesión. Básicamente, vamos a estudiar la acción del hombre sobre el hombre.

Resulta evidente que en la acepción más extensa del término, el hechizo es un acto que podemos observar a diario. El orador hechiza literalmente a su auditorio y el amor es una manifestación típica del hechizo. Este último fenómeno escapa al control de la inteligencia y tiene sus orígenes en el inconsciente. El amor es una especie de hechizo involuntario que tiene lugar sin que aquellos que participan en él pongan en juego su energía espiritual.

Y esto nos conduce a otro tipo de hechizo muy frecuente y al que denominaremos auto-hechizo.

Hay muchas personas que se imaginan que les han echado un mal de ojo o que el destino se ha ensañadocon ellas.

Ellas mismas están totalmente convencidas de que cualquier cosa que emprendan está destinada al fracaso...

Y, en efecto, fracasan, tanto por la falta de confianza en sí mismas como por las circunstancias desfavorables que ellas mismas crean a su alrededor.

Al ser humano no le gusta sentirse el responsable directo de sus fracasos. Muchas personas buscan causas a sus fracasos que no tienen nada que ver con su carácter y, así, en cierta forma, llegan a hechizarseellas mismas.

Hemos definido lo que es el hechizo y analizado sus principales aspectos. Ahora, resultará conveniente estudiar sus causas, las condiciones en las que se mani-fiesta, sus efectos y la forma de protegerse contra ellos.

La persona que hechiza puede actuar directamente utilizando su mente para la transmisión a distancia de su voluntad. Es lo que denominamos hechizo por pensamiento.

También puede actuar a través de un objeto que le sirva como condensador e instrumento de fijación de su fuerza psíquica. Este procedimiento ha dado lugar a una literatura tan abundante como imprecisa. En este aspecto, el instrumento más conocido es el de la muñeca o Dagyde.

Por una parte, la práctica del hechizo necesita de un entrenamiento psíquico y, por otra, del conocimiento de un ritual. Este último favorece la emisión voluntaria del operador* y, además, satisface ciertas condiciones experimentales necesarias en toda prácticade la magia.

Los móviles que pueden empujar a utilizar cualquiera de los métodos del hechizo casi siempre suelen ser los mismos. El amor  ocupa el primer lugar, los intereses el segundo y el odio, este amor negro que tiene como corolario el desear la muerte del hechizado, está en tercer lugar.

Así pues, aunque sólo sea a grandes rasgos, resultará conveniente conocer los procedimientos del hechizo para estar en medida de poder luchar con éxito contra sus consecuencias. Aunque nos limitaremos a revelar los aspectos esenciales, con ello lo que pretendemos es mantener alerta al lector. El hechizo es una operación muy delicada y, con frecuencia suele «volverse» contra el que lo practica, aunque esté iniciado en sus conoci-mientos. Por lo tanto, no hace falta ni que hablemos de los riesgos que puede correr aquel que intenta practicar una técnica tan peligrosa sin ni siquiera estar preparado.

El objetivo de este libro no es el de enseñar a practicar el hechizo, sino el de aprender a defenderse contra él. Aquellos que pretendan utilizar estas nociones con el único propósito de satisfacer su egoísmo personal, adquirirían una grave responsabilidad y no tardarían en ser castigados por su audacia con una severidad tal que ni ellos mismos podrían llegar a sospechar.


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