La carga
Hechizar a través del pensamiento requiere un entrenamiento y una disciplina a la que, realmente, pocos espíritus malignos son capaces de someterse.
Así pues, esta forma de hechizo suele convertirse en privilegio de un Mago benéfico.
Sin embargo, no sucede lo mismo con los distintos tipos de hechizos que ahora vamos a estudiar y que prestan un apoyo vivo o material al operador.
Estos facilitan las manifestaciones y permiten que el hechicero poco experimentado consiga buenos resultados.
La carga y la Dagyde son procedimientos similares y ambos están considerados como las técnicas clave del hechizo.
La carga puede utilizarse, tanto contra los animales (Magia rural) como contra los seres humanos.
Entre los condensadores utilizados tradicionalmente, podemos encontrar el topo, el lagarto, la serpiente y el murciélago. Los huevos no fecundados y la piel de tejón también se utilizan, así como el corazón de cordero o de ternero.
Estos dos últimos elementos, muy fáciles de conseguir, suelen ser los preferidos por los hechiceros rurales de nuestros tiempos.
El animal es llevado vivo a la casa del hechicero, a no ser que se trate del corazón o de la piel. En este caso, el soporte del maleficio deberá recogerse a partir del momento de la muerte del animal y con vistas al hechizo.
El operador matará al animal degollándolo lentamente.
El animal no deberá ser torturado, pero tampoco ejecutado con rapidez ya que, según parece, para que la transferencia de influencia a distancia se realice con más facilidad, la agonía debe ser lenta.
Previamente, el animal debe ser puesto en contacto con alguno de los objetos que hayan pertenecido a la persona a la que se desea hechizar o bien con alguna de sus ropas que haya rozado todo su cuerpo o parte de él.
El pelaje, la lana o las plumas se utilizan cuando se trata de un hechizo destinado a provocar la muerte de un animal, mientras que los recortes de uñas, de cami-sas, calcetines, pañuelos, etcétera, se usan cuando se trata de un maleficio destinado a un ser humano.
Una vez preparada la carga, ésta se entierra en la casa o en sus proximidades. Dado que se trata de un acumulador de fluido,aunque el hechicero posea una voluntad débil, el mal será lo bastante grande, pues sus esfuerzos de volición no se pierden, tal y como sucede cuando se trata de una acción de influencia a distancia, sino que se añadirán a la carga hasta que ésta se haga eficaz.
El papa Inocencio VIII dedicó una bula a la actividad de los hechiceros, y numerosos cronistas, tales como Froissard, mencionan distintas operaciones de hechizo por carga.
Estas operaciones, tras haber sido confesadas, ¡llevaron a sus autores a la hoguera!
Algunas almas, particularmente negras, añaden fuerza a la «carga», practicando distintos sacrilegios.
Algunos entierran esta «carga» en un cementerio, cerca de la tumba de algún muerto conocido y otros les mezclan hostias consagradas, robadas en las iglesias.
Estos gestos no poseen más que una finalidad práctica y, a menudo, inconsciente. Se trata de aumentar la fuerza de la «carga» vinculándola al hechicero a través de la cadena del secreto e, indirectamente, también del remordimiento. Cuando el hechicero «segrega» odio, éste puede convertirse en un poderoso medio de acción para liberarse del atroz recuerdo de sus acciones y poder justificarlas ante sí mismo.
¡Pero todo ello nos llevaría a abandonar lentamente el tetreno de la Magia para conducimos al de los límites de la locura!...
Que exista o no sacrilegio, el principio que rige la fabricación de la carga sigue siendo el mismo y la fuerza del sortilegio siempre estará en proporción a la de la tensión de la voluntad que presidió su creación, aunque con la siguiente reserva:
El peligro de la carga estriba en que ésta acumula los esfuerzos voluntarios emprendidos, pues una per. sona con poca fuerza psíquica, pero con mucha paciencia, aunando sus esfuerzos, puede llegar a llenar esta carga con un temible potencial.
En la segunda parte de esta obra, destinada a la lucha contra los hechizos, os mostraremos un procedimiento muy sencillo para hacer que los efectos de la carga desaparezcan répidamente y poderse liberar de ésta en poco tiempo.
Ahora, ya sabéis cómo se puede preparar una «car. y también podéis imaginaros que existen otros muchos métodos de poder fabricaria. Consideramos totalmente innecesarios mostrároslo, no es de facilitar el trabajo de los hechiceros, sino el de enseñar a sus víctimas a liberarse de su influencia.
Todos los métodos de hechizo están basados en la influencia a distancia. Esta puede llevarse a cabo con mucha más facilidad mediante la ayuda de un objeto.
Sea cual sea el objeto escogido, en principio, el método que permite suprimir los efectos del sortilegio suele ser uno solo. Su base psicológica y su ritual mágico siempre son los mismos. Así pues, sería inútil profundizar en los detalles de una técnica a menudo repugnante y cuyo conocimiento no posee más que un simple interés anecdótico.